La Semana Santa en España

La Semana Santa en España

La Semana Santa en España, y en todo el mundo cristiano, es una fecha donde celebramos la última semana en la tierra del Señor Jesucristo; también conocida como la Semana de Pasión. Este periodo de tiempo comprende desde la llegada de Jesús a Jerusalén para celebrar la Pascua con sus discípulos, hasta la última cena, su detención en el monte de los olivos, crucifixión en el Gólgota, y por último, resurrección. De esta forma, la Semana Santa comprende desde el Domingo de Ramos (entrada triunfal en Jerusalén) hasta el Domingo de Resurrección. 

La Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente siguiente a la primera luna llena tras el equinoccio de marzo; y se calcula empleando la luna llena astronómica. Es por ello que puede ocurrir a partir del 22 de marzo, y hasta el 25 de abril como máximo.

Sin duda alguna, la Semana Santa es la celebración más importante para todos los cristianos del mundo. Sin embargo, la diferencia en su celebración, es muy diferente para católicos, ortodoxos o protestantes. Más aún, la celebración católica de la Semana Santa en España es muy diferente a cómo la celebran otros países católicos, destacando ésta por su manifestación en fervor y devoción hacia las imágenes de escultura que salen a las calles, los siete días de la semana.

España es un país mayoritariamente católico y la celebración de la Semana Santa se caracteriza por la salida de procesiones multitudinarias de nazarenos (llamadas cofradías o hermandades), siguiendo a modo de penitencia, una o varias imágenes o figuras de imaginería, que representan alguna de las escenas de la Pasión de Cristo. Estas imágenes son cargadas a la espalda o llevadas a hombros por los conocidos costaleros; y son especialmente protagonistas en la región de Andalucía.

Esta tradición tan arraigada en España, es algo que choca directamente con la doctrina protestante (y bíblica), no sólo en la celebración de la Semana Santa, sino en la adoración a Dios basada en lo que dice la Biblia. Recordemos que fue el propio Dios quien le dio a Moisés los 10 Mandamientos para el pueblo judío, contenidos en Éxodo 20. De esos 10 mandamientos, 2 hablan específicamente acerca de la idolatría. 

Concretamente el versículo 4º dice: No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. Y seguidamente, el 5º: No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian

(Citamos los versículos de la Biblia de Jerusalén, usada mayoritariamente por católicos)

El mismo Dios prohíbe la creación de imágenes para su adoración, calificando éste acto de idolatría abominable. Precisamente porque conocía la inclinación del ser humano por crear y adorar imágenes y esculturas. Ahora te preguntarás: ¿Por qué entonces la iglesia católica permite éste tipo de celebraciones? Viajemos en el tiempo y echemos un vistazo a la historia.

El origen de las estatuas o imágenes en las iglesias tiene sus inicios en la baja Edad Media. Al ser la gente llana mayoritariamente analfabeta, las esculturas representaban una forma de hacer entender al pueblo algunos de los pasajes o hechos bíblicos de mayor relevancia. (Por supuesto, pasando por alto los mandamientos bíblicos). 

Seguidamente, y debido a diversos factores, aparecen lo que hoy conocemos como cofradías y hermandades. Estas hermandades comienzan a organizarse en torno a diferentes órdenes religiosas y tratan de imitar algunos de los hechos de la semana de pasión. De manera similar, algunos gremios se organizan para rendir devoción a algún santo en particular.

Existe otro hecho muy significativo para conocer el carácter de la Semana Santa católica. Se trata de la gran peste negra ocurrida entre 1347 y 1350, causante de la muerte de entre el 40% y 60% de la población, lo cual conlleva un cambio de mentalidad a cómo se entiende la vida, otorgándole un carácter doloroso. Como resultado, esta visión dolorosa de la vida arraiga en la celebración de la Semana Santa con un sentimiento de sufrimiento y muerte, dejando a un lado la Resurrección.

Poco más de un siglo después, aparecerán las procesiones como una respuesta al protestantismo iniciado por Martín Lutero. El pueblo católico, siente la necesidad de salir a la calle a mostrar su devoción católica.

Por último, el mayor incremento de hermandades y cofradías tiene lugar en el siglo XX. Sobre todo, durante el régimen de Franco, cuando España se convierte en un país ultracatólico; y así hasta el día de hoy no paran de crecer las hermandades y cofradías.

Cuando el apóstol Pablo visitó Atenas, según nos cuentan las Escrituras, su espíritu se enardecía viendo toda la ciudad entregada a la idolatría. En su famosa predicación en el areópago, dijo a los filósofos atenienses y a todos aquellas que escuchaban sus palabras:

Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

Hechos 17:16-34

Por increíble que parezca, este discurso del apóstol Pablo sigue estando vigente, pues las tradiciones y religiosidad no han cambiado en 2000 años aproximadamente.

A día de hoy la Semana Santa en España no es sólo un evento religioso, sino gastronómico y cultural. De hecho, ésta última palabra describe muy bien la celebración. Olvidando lo que dice Dios en Su Palabra, España ha dado paso a un evento cultural y religioso, siguiendo una tradición heredada de generación en generación e ignorando el verdadero significado de la Semana Santa: que Dios vino a este mundo en forma de hombre como Jesús de Nazaret; para salvar a la humanidad del pecado y de la muerte. Fue crucificado para dar su vida por todos nosotros; y lo más importante: resucitó al tercer día. Ahora Cristo está VIVO, no está muerto. Él no está en una imagen colgada de un madero, triste o derrotado. Él resucitó y está reinando con gloria y poder a la diestra del Padre. 

No dudamos en que hay católicos que viven con verdadero fervor la Semana Santa y que creen de corazón que Jesucristo es el Señor, y que Dios le levantó de los muertos al tercer día. Es por ello que nuestro deseo y oración por España y por todos nuestros familiares y amigos católicos es que puedan leer la Biblia; y entender que la Palabra de Dios está por encima de las tradiciones (únicamente debemos adorar a Dios con nuestra mente y nuestro corazón). Queremos que tengan el coraje suficiente para rechazar una práctica condenada por el propio Dios; y que entiendan que Cristo no necesita ser hecho imagen de talla para ser adorado. Por sobre todas las cosas, queremos que Cristo se revele como el Dios VIVO que cambia y restaura vidas.

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